Rafael Sanzio nace en el año 1482 y
muere en 1520. Fue un pintor y arquitecto italiano del Alto Renacimiento.
Además de su labor pictórica, que es admirada e imitada durante siglos, realizó
importantes aportes en la arquitectura. La mayor parte de su trabajo está
alojado en los Museos Vaticanos, ya que decoró con frescos las habitaciones
como las Estancias de Rafael.
Los
Desposorios de La Virgen.
La
pintura de Rafael representa una composición circular bien
desarrollada que incluye figuras en el primer plano y un edificio
centralizado en el fondo, el espacio está más abierto, indicando un dominio de
la perspectiva. Toda la representación es muy mecánica, muy calibrada y
calculada. El sacerdote es el centro focal de la escena, que está entre la
Virgen y las mujeres, y san José, y todos los hombres; sin embargo, hay toda
una serie de figuras detrás del grupo principal que llevan la mirada hacia el
templo del fondo, de esta manera se consigue equilibrar y marcar la profundidad
del cuadro. Estas figuras se inscriben en un semicírculo, forma circular
que se reitera en el templo del fondo y en la forma superior de la tabla.
La
Madonna Sixtina
Muchas personas estan impresionadas
por la manera en la que Rafael representó a la Virgen María en esta obra, hasta
el punto que se considera un prototipo, la imagen idealizada de la virgen. Esta
obra se caracteriza por el
espacio imaginario creado por las propias figuras, que están de pie sobre una
cama de nubes, circundadas por un gran telón abierto. Si visualizamos la parte
inferior de la obra vemos a dos pequeños angelitos llamados "Los
Putti", representan el afecto y tristeza de la Virgen y el niño. La manera
en la que dirigen su mirada hacia arriba es un gesto que utiliza Rafael para
acentuar la separación entre el mundo divino y el terrenal. Estos angelitos son
símbolo del ideal de belleza del renacimiento.
Las
Tres Gracias
Utilizando
los recursos de su genio, dio a la obra tal sentimiento de castidad y de gracia
al mismo tiempo que el cuadro resulta original y moderno. Las Gracias aparecen
desnudas y agrupadas como en la antigüedad. La de en medio, vista de espaldas,
vuelve la cabeza enseñando un perfil ideal. Las figuras forman un conjunto
encantador por la elegancia de las actitudes y la pureza de las líneas que se
destacan sobre el fondo de un paisaje accidentado. Se puede afirmar que la
fisonomía de las tres doncellas se halla a la altura de las mejores obras del
pintor y representa el prototipo de belleza de la escuela clásica italiana.
Las
Estancias de Rafael
Son cuatro habitaciones situadas en
el piso del Palacio Apostólico. Fuerron decoradas con frescos del pintor
renacentista y sus discípulos. Junto a los frescos de la Capilla Sixtina, obra
de Miguel Angel, constituyen el ciclo de frescos que marcan el Alto
Renacimiento en Roma. El sentido del conjunto era el orden en la Humanidad por
medio de la sabiduría mundana y espiritual, así como la armonía que los
humanistas del Renacimiento percibían entre las enseñanzas cristianas y la filosofía
griega. Se visualizaban los conceptos de la Verdad, el Bien y la Belleza. Cada
una de las paredes reflejaba una actividad humana en el ámbito del pensamiento:
la Teología, la Filosofía, la Justicia y las Artes.
Consistía en 4 habitaciones: Sala de Constantino, Sala de Heliodoro,
Sala de la Signatura y Sala del Incendio del Borgo.
Sala de La Signatura.
Tiene forma cuadrada,
con ventanas en
dos de las paredes. La Disputa del Sacramento y la Escuela
de Atenas ocupan las dos grandes paredes lisas, una frente a otra.
El Parnaso está en una de las paredes con ventana y las Virtudes
cardinales y teologales y la Ley en la otra. Son los frescos más
armoniosos de toda la serie.
La Disputa del Sacramento
El
fresco pretende representar en pintura lo que se podría llamar la Verdad
teológica, frente a la Verdad filosófica que personifica el fresco de la Escuela de Atenas que queda enfrente. En la tradición
cristiana esta verdad teológica se personifica en la eucaristía, gesto de sacrificio
sacramental en memoria del sacrificio real y de acción de gracias que Jesucristo lega a sus discípulos
en su memoria, poco tiempo antes de su pasión. Por lo tanto, todo el servicio
de la Iglesia de Cristo sobre tierra gira en torno a este acto supremo, como
medio de redención y también de relación con un ser divino que incluye a la
Trinidad, a las potencias celestiales y a los santos en todas las épocas.
La
Escuela de Atenas
La
escuela de Atenas muestra a los filósofos, científicos y matemáticos más
importantes de la época clásica. Los filósofos se encuentran en una
arquitectura clásica, abovedada como unas termas. En unos
nichos se ven figuras gigantescas de los dioses Apolo y Atenea. Esta arquitectura recuerda el proyecto
de la basílica de San Pedro elaborado por Bramante. Platón y Aristóteles, que durante toda la Edad Media estuvieron considerados como los principales
representantes de la filosofía antigua, se encuentran en el centro de la
composición, alrededor del punto de fuga.
El Parnaso
En el centro del cuadro está la
fuente Hipocrene, y por encima de ella Apolo toca un instrumento estilizado: un
violín o una viola de brazo, instrumento capaz para la polifonía. Parece que el
rostro de Apolo es el del papa Julio II, tañedor de viola de brazo. A su
alrededor, las nueve musas, repartidas a ambos lados del dios Rafael representa
a nueve poetas de la Antigüedad y otros nueve contemporáneos. A diferencia de
lo que ocurre en la escuela de Atenas, en la que solo se reflejaba a filósofos
de la Antigüedad, en el Parnaso se admiten poetas posteriores e incluso
contemporáneos, ya que, a diferencia de lo que ocurre en la filosofía renacentista, la poesía de aquella misma época sí produjo obras que se
consideraban comparables a las de la Antigüedad.
Virtudes Cardinales y Teologales y La Ley
El luneto que lleva por título Las
Virtudes Cardinales y hace alusión al bien o a la virtud, es un tema típicamente
alegórico; se evidencia la influencia de Miguel Ángel en el tratamiento de los
volúmenes y de las figuras. La Prudencia, se halla sentada en el basamento y ha
sido representada con dos caras: la de una mujer joven que se mira en el espejo
que sostiene un amorcillo alado y el de un hombre de avanzada edad, alusión
quizás a la prudencia que caracteriza a la edad adulta.
Sala de Heliodoro.
Como
la anterior, tiene también forma cuadrada, y dos de las paredes tienen
ventanas. Es la habitación siguiente, yendo desde el este hacia el oeste desde
la Sala de Constantino. Fue decorada por Rafael, con intervención de sus
discípulos Penni y Giulio Romano, durante los años 1512-1514. El tema escogido
para este ciclo de frescos es el poder protector del papado, la Iglesia como
institución que impone la paz. Por ello se escogieron episodios que demostraban
la protección de Dios a la iglesia.
La expulsión de Heliodoro del Templo
Heliodoro el Sirio,1 general de
Seleuco IV Filopátor, rey de Siria, decidió confiscar el tesoro del Templo de
Jerusalén para las arcas reales. En respuesta a las oraciones del Sumo
Sacerdote Onías, Dios envía a un jinete a caballo, cubierto por una armadura de
oro, que levantó contra él los cascos de su caballo, asistido por dos jóvenes
resplandecientes, que lo golpearon y azotaron. De esta manera, Heliodoro cayó
en tierra, y tuvo que retirarse; después se narra su conversión. Pretende así
simbolizarse la protección de Dios sobre la Iglesia amenazada en su patrimonio.
La Misa de Bolsena
Narra un milagro acontecido en el
año 1263. Un sacerdote bohemio duda de la realidad de la Transubstanciación en
la Eucaristía. Estando de viaje por Italia, se detiene en Bolsena a celebrar
una misa, en la que se produce el milagro: de la hostia mana sangre durante la
consagración. Al año siguiente, en 1264, el papa Urbano IV instituyó la Fiesta
del Corpus Christi para celebrar este acontecimiento milagroso. Con esta escena
pretende representarse la protección de Dios a la Iglesia amenazada en su fe.
Liberación de San Pedro
Se relata en tres
escenas distintas: en el centro se ve al ángel despertar al santo y romper sus cadenas,
mientras los soldados no pueden hacer nada por evitarlo; a la derecha cómo
escapan ambos mientras los soldados están dormidos, y en la izquierda los
soldados que se despiertan para perseguirlos. San Pedro tiene las facciones del
papa Julio II. Con ello se pretende representar la milagrosa protección
concedida por Dios a la Iglesia amenazada la persona del pontífice. Destaca de este fresco
la luz: débil aquella de la luna y resplandeciente
la del ángel, que se suma a aquella natural que proviene de la ventana (real)
inferior.
Encuentro del León Magno con Atila
Representa el triunfo de la Iglesia,
representada por el papa León el Grande, frente a los bárbaros, en ese caso,
Atila, que amenazaban su propia sede en el año 452. El papa lleva una escolta
de cardenales a caballo y logra la retirada de los hunos en el río Mincio,
cerca de Mantua. Incluye las figuras legendarias de san Pedro y san Pablo en el
cielo sosteniendo espadas. Esta representación de la Liberator Romae es una
clara alusión a las luchas del Papado contra Francia.
Retratos
Rafael crea el estilo de retrato
para representar a los papas y a la ves mostrar el poder del papal.
Marca un estilo de pose y enmarca la figura del papa como gobernarte
espiritual y temporal.
La Transfiguración
Para finalizar, esta obra constituye un resumen de toda la
evolución artística de Rafael. En el nivel más simple, la pintura
puede interpretarse como representación de una dicotomía: arriba, el poder
redentor de Cristo, abajo, las debilidades de los hombres. La zona celestial de
Cristo redentor se caracteriza por la pureza y la simetría, con figuras menos
táctiles y tratadas con colores más claros. En cambio, la zona inferior es una
escena oscura, caótica, en la que hay fuertes contrastes cromáticos.